Uno de los problemas de la medicina occidental moderna es que ha evolucionado sobre todo a partir de la disección en cuerpos enfermos y el estudios de cadáveres, y esta investigación se ha aplicado de forma literal a los seres humanos vivos, sin tener en cuenta las energías dinámicas que rigen los órganos físicos y las demás partes del cuerpo humano vivo. Esto ha provocado una fuerte tendencia, mecánica y química en la práctica de la medicina occidental moderna, y ha hecho que no se preste suficiente atención al papel fundamental que desempeñan las fuerzas invisibles pero decisivas de la energía dentro del organismo humano. En cambio, en la medicina china, el sistema energético humano siempre se ha considerado el factor clave para la salud y la curación.
Mitani Kolu, comentarista medico japonés del siglo XVIII, hizo una revelación reveladora: “a medida que la medicina occidental estudia cada vez más detalles, se va alejando del objetivo real de la investigación… sus estudios sobre el cuerpo humano solo se refieren a cadáveres, no nos informan sobre los seres humanos vivos, que son el único objetivo verdadero de los estudios médicos”.
Los chinos consideran a los seres humanos en función de tres dimensiones de la existencia, que son inseparables y se interpretan, llamadas “los tres tesoros”: El Jing (la esencia, el cuerpo), El Chi (la energía, el aliento), El Shen (el espíritu, la mente).
Estos aspectos de la vida humana, diferentes pero totalmente interdependientes, equivalen al concepto del budismo tibetano de los tres kaya: dharma-kaya (la dimensión de la mente), sambhogakaya (la dimensión de la energía), nirmanakaya (la dimensión del cuerpo).
Los tres tesoros componen el marco de la existencia humana, los fundamentos de la vida humana y los ingredientes básicos de la alquimia interna (nei-gung) de la meditación, la medicina y las artes marciales taoístas tradicionales. Según un antiguo texto taoísta titulado la clasificación de las terapias “la esencia se transforma en energía y la energía se transforma en espíritu”. Este proceso de transformación y sublimación de la energía constituye la base de la alquimia interna taoísta y se consigue aplicando el corolario a la ecuación anterior: “El espíritu controla la energía y la energía controla la esencia”. Esta fórmula conocida como la triple unidad quiere decir que la mente controla la energía y la energía controla el cuerpo para garantizar que el cuerpo produzca energía y la energía sostenga la mente.
Fuente: Del Libro de Medicina Tradicional China – Dr. Daniel Reid.
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